Una opinión personal

No voy a incidir en lo mismo que los comentarios anteriores, no soy ninguna experta y me parece que se han aportado muchos argumentos buenísimos. Voy, simplemente, a contar mi postura, que ha cambiado en las últimas semanas.

Cuando entré en el colegio, lo elegí por ser jornada partida, me parecía que era mucho más respetuosa con las siestas de infantil y con sus ritmos. Más tarde, al ver el funcionamiento del comedor, vi el lado bueno de la jornada continua: poder sacar a mi hija y que no tuviera que estar allí, en un espacio gestionado por una empresa privada que había contratado personal precario desbordado y que había convertido un tiempo de aprendizaje importantísimo (convivencia, alimentación sana, disfrutar de la comida, higiene dental…) en un tiempo de supervivencia (castigos, comer sin cuchillo y como se pueda, hacer ascos a la comida…). Estaba casi convencida e iba a votar a favor de la continua y, si la experiencia salía mal, pensaba que siempre se podría reabrir el proceso y votar a favor de la partida.

Sin embargo, a raíz del correo escrito desde dirección, mi opinión ha cambiado radicalmente, lo primero de todo, porque se dan argumentos (ya comentados aquí) y que me llevan a inclinarme hacia la jornada partida (como por ejemplo la resolución de conflictos o el momento de la entrega), pero, sobre todo, que a raíz de esa defensa tan vehemente realizada por la dirección, intuyo que, una vez instaurada la jornada continua, será imposible reabrir este proceso para volver a la jornada partida si finalmente no funciona. Como siempre, la infancia es la última.

El día de la votación no iré a votar por varios motivos:

  1. Porque me parece que no será una votación justa ya que desde el colegio solo se ha dado una visión y no las dos.
  2. Porque desde el colegio se nos imponen horarios imposibles para las reuniones, tutorías, recogidas de material, votaciones de consejo escolar, etc. sin respetar nuestros horarios laborales pero para la votación de la jornada escolar nos dan todas las facilidades del mundo, reafirmando mi sospecha de que les interesa tanto el cambio de jornada que no querrán revertirla si sale mal.
  3. Porque, por todo lo anterior, no veo que el proceso resulte justo y no voy a legitimarlo con mi voto.

Ojalá los esfuerzos puestos en el cambio de jornada se canalizaran para conseguir otro modelo de comedor, similar al de las escuelas infantiles en las que nadie se plantea nada sobre la jornada, porque el tiempo de comida es otro contenido educativo más.

Me gustaría que, entre toda la comunidad educativa, busquemos un nuevo modelo de comedor, respetuoso con las niñas y niños, pero también con sus trabajadoras, buscando incluso fórmulas para que las familias que no pueden permitirse el comedor tengan acceso a él. En resumen, realizar una auditoría familiar que nos conduzca a un comedor que sea en sí mismo un espacio educativo.

firmado: una madre del colegio

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